¿Cómo le digo a mi razón que he dejado de reconocerte?
Que tu nombre está presente, aunque disuena a lo lejos sin llegar a tocarme.
Como las cenizas fundidas, aferradas aun al cigarrillo -por temor al viento-
las emociones no se sueltan y arraigadas se contraen, alborotando el sentimiento.
Estoy tan seca, pero la idea de negarte me arranca las manos, que no tendrían razón de ser.
Tan dentro de mí te encuentras que si renuncio, me rechazaría también.
No te hallan mis ojos, el corazón muere de a poco,
sugiere que lo busques y le hagas un café.
Por qué no vienes y me dejas a oscuras,
bésame las dudas y haz un nudo con mi piel.
Te anhelo demasiado etérea y me sabes tan carnal.
Objetiviza el deseo, materializa la idea,
rompe el cristal y vuelvete real,
acaba con la angustia, llévate la incertudumbre,
sintonizame contigo; desintoxicame del mal.
¿Cuando es momento de anunciarte, que me acostumbre a no tenerte?
estando tú ausente, encontré compañía dentro de mí,
Aunque mi pecho te elije sin pensarlo dos veces,
aun me haces falta, mas no para ser feliz.
ya no te pronuncian los latidos, y los suspiros no aparecen cuando llegas a la mente
pero el aliento no desmaya, hazte presente…
y rompe todas las murallas.
Seamos valientes, ahoguemos nostalgias y hablemos de frente.
Desde lo profundo, volvamos en el tiempo, recordemos batallas,
aunque no demos las tallas, no dejemos que acabe,
que no muera para siempre.
Y sí con esto te confundo, tómate un segundo, sólo cierra mis labios,
tus besos son sabios; con hechos y argumentos revélame tu verdad.
Haz que vuelva a caminar por el mundo con infulas de grandeza,
llename de certeza, devuélveme a tu mar.
Izate en andamios que lleguen a mis ganas,
te regalo mis alas, si quieres libertad.